Trastorno Dismórfico Corporal

Antes de iniciar con la descripción de este trastorno, vale la pena mencionar que la imagen corporal es importante en la vida cotidiana de cada persona y lo ha sido en la vida de la especie humana a lo largo de la evolución.  La imagen corporal es un concepto que hace referencia a la percepción que cada uno de nosotros tenemos de nuestro cuerpo completo y de las partes que lo componen, se va formando desde la infancia y a lo largo de la vida, por lo que la manera en que la interpretamos nuestro aspecto se va modificando con el tiempo y depende de múltiples factores.

 

En la vida cotidiana la imagen corporal es importante por varias razones: es nuestra carta de presentación ante los demás, está involucrada con la formación del autoestima, nos permite relacionarnos con otras personas incluyendo las relaciones de pareja; por otro lado la imagen corporal es importante en la especie humana, porque aunque la belleza es subjetiva, existen aspectos físicos que traducen salud y capacidad reproductiva. 

 

Basados en lo anterior, es claro comprender que todas las personas nos preocupemos por lucir de una manera que consideramos adecuada; ocupamos tiempo, energía y dinero en ello. Muchas personas  pueden considerar que uno o varios aspectos de su apariencia física no son del todo agradables para sí mismos, incluso pueden utilizar técnicas u objetos para modificar un poco su apariencia, sin embargo pueden continuar con su vida funcional. En el caso de las personas que sufren TDC las preocupaciones sobre la apariencia ocupan mucho tiempo de su día y causan gran disfunsión en diferentes aspectos de su vida.

 

El Trastorno dismórfico corporal (TDC) es un trastorno psiquiátrico crónico caracterizado por preocupación excesiva por la imagen corporal, es decir por uno o varios aspectos estéticos de la propia imagen. Las  personas que lo padecen consideran que alguna parte de su cara o cuerpo, por ejemplo la nariz o la piel son “feas, desagradables o incluso monstruosas”. Estas preocupaciones son repetitivas, consumen mucho tiempo y causan gran angustia, además de que conducen a conductas llamadas de camuflaje, que intentan “disimular” su “defecto físico”.

 

Cualquier parte del cuerpo puede ser objeto de preocupación estética, sin embargo las áreas que  con más frecuencia generan preocupación son la cara, la nariz, la piel o el cabello.

 

El TDC es un Trastorno muy frecuente pero subdiagnosticado, se considera que entre el 1.7 y 2.3 % de las personas de la población general se encuentran afectados, aunque solo un pequeño porcentaje busca ayuda, y menos personas aún reciben el   diagnóstico y tratamiento adecuados. Un aspecto relacionado con el retraso en la atención especializada está relacionado con el hecho de que al considerar el área de preocupación como "un defecto físico", se suele recurrir a tratamientos dermatológicos, cosmetológicos o de cirugía plástica, que suelen retrasar la atención adecuada y complicar el problema. Por otro lado algunas veces se confunde la preocupación excesiva por la imagen del TDC, con una preocupación vanidosa.

 

 

Afecta de manera similar a ambos géneros y la preocupación puede iniciar desde etapas tempranas de la vida, como en la infancia, aunque generalmente inicia ya con todos los síntomas entre los 15 y 20 años y evoluciona hacia la cronicidad y con frecuencia se complica con otros diagnósticos, como la depresión.

 

La causa o etiología del TDC es multifactorial e involucra aspectos genéticos, neuropsicológicos, como problemas de la percepción del propio rostro; neuroanatómicos al afectar algunas de las áreas que también están afectadas en el TOC, neuroquímicos y también aspectos relacionados con la crianza y con la transmisión cultural de los ideales de belleza.

 

Dado la explicación anterior en relación a las causas del TDC, resulta claro comprender porque el tratamiento del TDC es psiquiátrico, es decir médico, con un enfoque farmacológico y con terapia cognitivo conductual.

 

 

A pesar de lo devastador que puede resultar el padecimiento de este trastorno para el paciente y para su familia, es importante señalar que un tratamiento adecuado puede mejorar mucho los síntomas, permitir que el paciente pueda reintegrarse a su vida cotidiana y funcionar adecuadamente. Lo más importante es el diagnóstico y tratamiento adecuados.



Entrevistas Dra. Cristina Lóyzaga sobre Trastorno Dismórfico corporal